La espiritualidad esta indisolublemente unida a valores éticos, siendo un estado de observación plena, que permite una conducta moral tal que logra establecer una comunión con el entorno, y sobre todo con la comunidad en la cual vivo. Es la búsqueda de un bienestar propio, unido al bienestar común, mediante compromisos con nuestro semejantes, y con la vida. Por ello no percibo una proceso de crecimiento personal, ni un desarrollo humano ajeno al entorno del cual formo parte, no se trata de formar parte de "grandes luchas", basta con ejercer como padre del modo mejor que podamos, de atender a los vecinos con quienes compartimos vida, en definitiva, el dejarse llevar por el amor, a través de actos solidarios, de actitudes comprometidas, sentir al final la felicidad compartida, mediante cotidianos actos que facilitan la vida propia y ajena.