Cuando nos referimos a la perdida de memoria, obviamos las dos grandes funciones que ejerce la memoria:
- Adquirir desrezas y habilidades para nuestra vida cotidiana.
- Elaborar nuestra personalidad.
Por ello el hecho de no poder elaborar recuerdo, y la continua desaparición de los almacenados, conlleva ineludiblemente la desaparición de la persona. De la persona tal como se entiende en ciencias sociales, legales y en la vida cotidiana. Quedando únicamente las funciones biológicas. Es el momento en el que siempre me he preguntado si quien esta ante mi puede ser considerado persona, puesto que no posee voluntad, ni puede pensar, ni puede utilizar su inteligencia puesto que un agujero negro llamado demencia lo ha deborado.
¿Puede ser un familiar mío quien no puede identificarme, ni actúa como una persona adulta, ni interacciona con la realidad común?
Estas cuestiones, que me han surgido cada vez que he atendido a una persona con demencia, son las que me conducen a concluir que estas enfermedades en realidad están para destruirnos como seres humanos, reduciéndonos a la existencia animal. Entendida esta como el ejercicio básico de nuestra biología.