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Me forme en profesiones de ayuda, y dedique mi labor profesional a compartir sufrimientos y alegrías, ejercí como CUIDADOR, inventé espacios de placer como ANIMADOR SOCIOCULTURAL, busque recursos bajo los adoquines como TRABAJADOR SOCIAL, participe como EDUCADOR SOCIAL a la transformación de la realidad, FORME en cursos donde aporté mi experiencia y conocimientos, con el fin de que surgieran excelentes profesionales, ESCRIBÍ manuales sobre discapacidad y mediación, y EJERZO COMO ACOMPAÑANTE PSICOLÓGICO, TERAPEUTA TRANSPERSONAL, QUE APORTA TÉCNICAS DE MEDITACIÓN PARA EL ENCUENTRO PERSONAL CON SI MISMO, Y EXPRESO SENTIMIENTOS EN MIS ESCRITOS, SURGIDOS DE LAS HISTORIAS RECIBIDAS Y DE LA EXPERIENCIA DE VIVIR.

martes, 1 de marzo de 2011

Demencia

El conjunto de enfermedades que aglutina el concepto de demencias, son variadas, siendo la más conocida el Alzheimer. Todas ellas son conocidas comúnmente, por la perdida de la memoria. Hecho que considero un error puesto que en realidad no existe tal perdida de la memoria, al no existir posibilidad de elaborar ningún recuerdo, es decir, que no puede existir olvido si la función cognitiva consistente en elaborar los recuerdos, no existe debido al deterioro físico del encéfalo. Pero en realidad esta enfermedad terrible, que deteriora la existencia de quien la padece y sus cuidadores, consiste en la desaparición paulatina de la identidad.
Cuando nos referimos a la perdida de memoria, obviamos las dos grandes funciones que ejerce la memoria:
  • Adquirir desrezas y habilidades para nuestra vida cotidiana.
  • Elaborar nuestra personalidad.
Es esa última función la que sustenta mi argumento, puesto que nos identificamos por los recuerdos que de nuestra existencia, y de su interpretación concluimos como es nuestra personalidad.
Por ello el hecho de no poder elaborar recuerdo, y la continua desaparición de los almacenados, conlleva ineludiblemente la desaparición de la persona. De la persona tal como se entiende en ciencias sociales, legales y en la vida cotidiana.  Quedando únicamente las funciones biológicas. Es el momento en el que siempre me he preguntado si quien esta ante mi puede ser considerado persona, puesto que no posee voluntad, ni puede pensar, ni puede utilizar su inteligencia puesto que un agujero negro llamado demencia lo ha deborado.
¿Puede ser un familiar mío quien no puede identificarme, ni actúa como una persona adulta, ni interacciona con la realidad común?
Estas cuestiones, que me han surgido cada vez que he atendido a una persona con demencia, son las que me conducen a concluir que estas enfermedades en realidad están para destruirnos como seres humanos, reduciéndonos a la existencia animal. Entendida esta como el ejercicio básico de nuestra biología.