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Me forme en profesiones de ayuda, y dedique mi labor profesional a compartir sufrimientos y alegrías, ejercí como CUIDADOR, inventé espacios de placer como ANIMADOR SOCIOCULTURAL, busque recursos bajo los adoquines como TRABAJADOR SOCIAL, participe como EDUCADOR SOCIAL a la transformación de la realidad, FORME en cursos donde aporté mi experiencia y conocimientos, con el fin de que surgieran excelentes profesionales, ESCRIBÍ manuales sobre discapacidad y mediación, y EJERZO COMO ACOMPAÑANTE PSICOLÓGICO, TERAPEUTA TRANSPERSONAL, QUE APORTA TÉCNICAS DE MEDITACIÓN PARA EL ENCUENTRO PERSONAL CON SI MISMO, Y EXPRESO SENTIMIENTOS EN MIS ESCRITOS, SURGIDOS DE LAS HISTORIAS RECIBIDAS Y DE LA EXPERIENCIA DE VIVIR.

viernes, 3 de octubre de 2014

Amarse a sí mismo.

¿Cómo reconocer el amor, si cuando se es un infante se recibe el mayor desapego, si no existe un acto de cariño en los años de indefensión humana? El miedo al abandono, que durante la adultez surgen, proveniente de una desconfianza nacida en los primeros años de vida, permanece encubriendo un sentir sobre el desmerecimiento del cariño, al cual todo ser tiene derecho. 
No es fácil reconocer el afecto, viviendo en una dicotomia, entre el recelo que genera un gesto afectuoso, puesto que subyace el hecho de no ser persona merecedora, salvo que se le pida algo a cambio, aunque internamente se desee ser amado. Un amor que no se profesa hacia sí, esperando ser salvado por el mundo incomprensible. ¿Cómo amarse si quienes debieron dar su cariño lo ignoraron?, existe una tara irreconocible que se arrastra a lo largo de la vida. Tara irreal tomando cuerpo de real, obligando a vivir en una soledad temida y reconocida como el estado natural de la existencia. 
Soledad temida, y procurando evitarla se asume un comercio de actos con tal de sentir un afecto, pero que no se disuelve, permaneciendo insistentemente, debido a que no es posible desarrollar la capacidad de ser plenamente, de mostrar las capacidades que se poseen latentes, creyendo más a los comentarios negativos sobre la persona. La inutilidad de una vida reafirmada a cada instante donde aparece una descalificación personal, adaptándose a dicha afirmación como medio de obtener una personalidad, puesto que el miedo a no ser, es el miedo a no existir.
La no existencia es un vacío tan insufrible, que aunque racionalmente nos digamos que queremos ser felices, la sustituimos por el espacio que nos identifique ante los demás, a pesar de ser un espacio doloroso. 
El dolor es un signo de identidad, cuando la ignorancia es el escenario previsible en la mente, porque ignorar es olvidar la existencia, ser menos que un objeto, mas genera un sufrimiento provocando momentos de tensión y conatos de rebeldía, gastando una energía cual fuego artificial, no encauzada al desarrollo del ser, el espacio obviado cuando uno no siente merecer el cariño. 
El necesario amor en las primeras etapas de la vida, cumple la necesidad de mirarnos dentro, comprobar nuestra capacidad de amar, además de todas las otras cualidades de protección. Siendo esto lo que se desconecta de las personas que no recibieron el cariño cuando el mundo es una exploración.
Esta desconexión provoca una deriva, un ser sintiente incompleto incapaz de exigir sus derechos, y dividido internamente, cegado por la necesaria mirada externa, y dependiente de miedos que se aplacan a través de papeles artificiales, representados para existir en un mundo amenazante. 
La vida es indescifrable, motivo por el cual se desconoce que los sentimientos perduran dentro de sí, siendo la única forma de rebelarse ante el determinismo bucear en nuestro verdadero ser, afrontar las heridas mantenidas durante tanto tiempo, enfrentándose a los momentos de desaire, hasta alcanzar el amor propio, necesario para sentir un verdadero afecto, comenzando por amarse primero. Poner orden en el desbarajuste que nos impide caminar libre, reinterpretando la verdad vivida, de tal forma que nos permita sentir absolutamente, y desde ahí aceptarse para amarse, puesto que sin ese amor, no sentiremos que merecemos ser amados, no gozaremos de una relación afectuosa sana.
Y aunque podemos ser acompañados por alguien en esta lucha interna existe un momento donde hemos de atravesar los miedos en soledad, afrontar el miedo a la soledad, comprobando la capacidad de vivirla sanamente, siendo el pilar mediante el cual podemos vivir acompañados sin renunciar a nuestro ser. Aportando a la vida de otras personas, y recibiendo de ellas, desde una libertad conquistada, habiendo sanado las heridas. Vivir humanamente, desterrando el mecanicismo con el cual nos desenvolvemos en el mundo.
Cuando no nos guiaron en como amarnos, nos corresponde ser el guía propio para reconocernos como seres sintientes.

miércoles, 27 de agosto de 2014

En el contexto social actual, donde las situaciones personales son de escasez, debido a una crisis profunda del sistema social y económica, es el momento donde mayor solidaridad y cooperación se necesita, con el fin de realizar un cambio social, donde nadie quede excluido, y todos aporten en función de sus capacidades y habilidades. Máxime cuando el estado se reduce a la mínima expresión, deja desvalido e indefenso a la ciudadanía. Por eso es el momento de una organización social al margen de los poderes públicos, los cuales han hecho gala de su dejadez en proveer sistemas y recursos de bienestar social.
Es el momento histórico donde la ciudadanía tiene el derecho y la obligación de organizarse en busca de una estructura social, más justa, y basada en la cooperación y la solidaridad, para poder convivir sin conflictos, y proveer lo básico para la vida.

lunes, 28 de octubre de 2013

Estamos peleando mucho por crear nuevas estructuras democráticas, pero hemos olvidado llenarlas de contenidos, de revisar el concepto d elo humano, de lo social, de la solidaridad, y así seguiremos expuesto a la mediocridad, al caradura, porque olvidamos que educar es el desarrollo de la personalidad, y no termina en la escuela, sino que prosigue hasta el fin de nuestros días, porque hemos olvidado que tenemos responsabilidad sobre nuestros actos, y que el otro no me es ajeno, porque hemos olvidado escuchar, y pensar, y volver a pensar, y asumir compromisos, poruqe la indignación no es un pensamiento, sino una emoción que hemos de aprovechar para transformarnos primero uno, y así pilar a pilar se transforma la sociedad.

sábado, 26 de octubre de 2013

Sobrevivir, cuestión de existir

Sobrevivir es lo duro de la existencia, donde se juega la existencia, la posibilidad de existir o desaparecer, es lo realmente difícil, lo único difícil en toda existencia. Porque vivir es una cuestión de actitud, mas la supervivencia es una cuestión de aferrarse a ella. Es la ausencia de recursos y seguridades, es la ausencia de esperanzas e ilusiones, es la lucha permanente por respirar, por comer, por existir. La vida esta tras la supervivencia, por ello quienes viven olvida la aspereza de sobrevivir, las rozaduras que conlleva recoger una bocanada de aire, lo inservible que parece un pensamiento, y lo lejano que queda toda bella frase, por más que contenga verdad en el mundo de la vida. Lo necesario de un abrazo, que amolde el cuerpo antes de que este encalle, es secar las cuencas de los ojos, para ahorrar líquidos, y no deshidratarse.
La supervivencia es atravesar el canal del parto, forzar a los pulmones a respirar, buscar con ansia el pezón, el cual será absorbido hasta secarlo, extrayendo las últimas gotas de alimento. Para existir un día más.
La vida es el juego en el parque, sabedores de ser observados, por los ojos atentos de los padres. Es el abrazo de la mañana, el éxtasis ante las estrellas, la fuerza para encaminar los pasos torcidos. La vida es una actitud, toda vez logrado superar la supervivencia.
Sobrevivir es cuando el futuro no se extiende más allá de un instante, de una hora, y respiras para llegar al mañana, ver como un palmo es la frontera entre dolorosamente respirar, y alcanzar la vida. Mantenerse atado mediante un hilo de araña, antes de caer al subsuelo. Es soñar únicamente con tener esperanzas, de poder comer al día siguiente, puesto que no se alcanza a mantener suficiente suelo para vivir. La suficiente seguridad para llegar a la tierra prometida. 
Sobrevivir es sentir que el viento hiere y reseca la piel, mientras que vivir es sentir la caricia del viento. Porque se abandono la lucha por el aire, por el techo, por al amor, por la comida, por ser humano. 
Sobrevivir no es sufrir, eso sólo se reserva a la vida, es sentir un dolor que corta el aire, que cierra el esófago y roba el sueño. Un dolor que no provoca la mente.
Sobrevivir es permanecer alerta, incluso cuando aparece un momento de alegría. Es estar presente en cada momento, incluso luchando contra una mente revuelta. Pero no para sentir el placer de vivir, sino para decidir la acción que sigue, en el mundo de la supervivencia. Es permanecer alerta perenne. 
Sobrevivir es mantenerse cual espora, hasta lograr las condiciones óptimas para desarrollarse, y por lo tanto vivir. Porque no hay lo mínimo para vivir, escasea al alimento del cuerpo, y del alma, escasea hasta la saciedad, los afectos, los esfuerzos, los hogares, todo aquello que dota de un mínimo de seguridad para comenzar a vivir.
Vivir es cuestión de actitud, sobrevivir es cuestión de existir.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Vivo entre marejadas fuertes, que nos golpean con otras gotas, o un dique impuesto con nocturnidad y alevosía. Entre gritos de sálvese quien pueda, y exigencias de unidad. Heridas que tiñen de mi piel de rojo, y mi alma de desazón y voluntad de proseguir, alzar mi mirada por encima del agua emponzoñada.
Busco la claridad que la inmediatez del momento oculta, la necesidad de mantener el equilibrio en un espacio turbulento. Respirar un aire menos viciado, y sobre todo un espacio donde quede desterrado el tiempo, para evitar así que las prisas me alimenten de discursos contradictorios, que envenenan mi razón. 
Un espacio de inventiva, donde imaginar un nuevo mundo, un nuevo comienzo, sin el agobio de la marabunta que escaba de una hoguera, pisando en su miedo a otros que buscan lo mismo. Un telar de justificaciones, a agua pasada, de actos inconfesables.
Y es que siento en esta marejada, que pretende devorar la esencia propia, eliminar todo vestigio de humanidad, y ser una masa informe, actuando a la voz de un ente desconocido. O en salvase quien puede convertir en realidad, la anécdota personal, la interpretación de lo que nos sucede, sin dejar que el viento nos acerque las voces de otros compañeros, de otras personas. Porque, escuchar, parece que su lenta agonía llegó, pronto quedará su defunción, olvidando ser enterrada, olvidar escucharnos.
Aprieta el agua el cuello, mas aún no fuimos devorados por el mar que amenaza, aún podemos componer una marea más fuerte, más gigante, por la cual surfear y así sortear la invisible voluntad que nos empuja, entre gritos de miedos, que busca nuestra resignación, nuestra rendición.
Ya que hay que realizar cambios, como exige el vivir, deseo ser partícipe de ellos, no que me impongan los mismo, comenzando por el pensar, y siguiendo por el sentir. Ya que se requiere transformaciones, que se inicie desde una escucha donde se ejerza la comprensión, no pido que nadie me empodere, ni que interprete desde arquetipos superficiales. Al igual que no necesito empoderarte, y me ofrezco a ser bañado por tu río.
Te ofrezco mirarte, deslumbrarme por tu luz, y mostrarte mi visión, puesto que me identifico con tu humanidad. Y en este acercamiento ofrezco ver lo que me une, y vivir la diferencia como realiza la naturaleza, en su inmensa diversidad. Te ofrezco ser sincero conmigo, para que logres ver mi presencia plenamente, compartiendo vivencias.
Porque la necesidad de cambio, no implica la oposición a ti, no existiendo nadie que sobre en la creación del nuevo futuro. No implica la homogenización, sino la diversidad que se comparte.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Soy trabajador social, lo que implica no sólo una formación específica, sino una actitud personal ante la vida, pues no es una cuestión sencilla de vocación, necesaria para el ejercicio de la profesión, puesto que la vocación queda reducida a unas cualidades y un interés en el ejercicio de una tarea. No, para mi el trabajo social requiere de un compromiso ante la vida, un compromiso vital con la problemática social, una sensibilidad que conecta con la ciudadanía, y un deseo de un sociedad más  justa, con mayores bienestar, más armónica, donde no sobra nadie.
Pero, aunque se identifica con procesos de marginalidad, no es exclusivo del oficio, puesto que la albor que se desempeña tiene como finalidad el desarrollo humano en toda sus facetas, espiritual, social, sanitario, emotivo, cultural, artístico...es facilitar el aporte que cada persona dispone para el bienestar común. Así se realiza programas de dinamización comunitario, donde se promueve los vínculos de la comunidad, para que esta integre los esfuerzos grupales e individuales, desde un compromiso de responsabilidad, potenciando la creatividad no sólo para actividades artísticas, sino para organizarse, desarrollar recursos que permita el desarrollo de la vida, y conformar el corpus silencioso de lo cultural.
Acciones abocadas a prevenir situaciones de marginalidad, integradas en la personalidad de cada grupo humano. Acciones al servicio de la voluntad común.
Es un modo de vivir, el compromiso con la realidad en la cual vivo, es una profesión enlazada en la vida cotidiana, en la vida del ser humano, por ello me siento profesional, que ejerce una labor de promover la manifestación de la existencia humana, individual y/o colectiva. Mediando entre lo grupal y lo individual, sabedor que si esta binomio se rompe, desaparece la comunidad, y se fulmina lo individual, puesto que ambos se nutren, existen íntimamente relacionados. Y ahí contribuimos a la transformación, al cambio permanente que implica vivir.
Es el compromiso con el movimiento que conlleva los cambios, cambios que no finalizan hasta llegar al final de la vida. Y por ello entiendo que hay que mancharse de realidades, de la emotividad que aflora en cada plaza o parque, se observar la vida con diferentes gafas, y climas que muestra cada persona con la cual relacionarse. Relación imprescindible para ejercer, motivo por el que cuido relacionarme con cada persona, cuidando el vínculo nutrido por la confianza, fino hilo que hay que cuidar pues roto es complicado reestablecerlo.
Siendo la relación, básica en el ejercicio profesional, compuesta por la confianza, la cual se nutre del respeto y aceptación de la persona, del desarrollo de la empatía, para entrever lo que percibe la otra persona. Sin dejar de ser humano, y mostrarse tal cual. Permitiéndome ser transformado, porque mancharse de realidad, es aceptar los cambios que la misma guarda. Puesto que no sólo se desarrolla la persona a la que atiendo, también crezco yo. 
Es un oficio de conocimientos y sabidurías, de metodología y creación, de descubrimientos y sorpresas constantes. Un oficio lleno de retos, rompiendo todo rutina. Donde el dolor hiere, y la alegría es un festín. 
Compromiso con la vida, compromiso vital es mi concepto de trabajo social.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Darwinismo Social

Desde la caída del muro de Berlín, y el colapso del sistema comunista, queda como corriente socio-político-económico el paradigma neoliberal, cuyas bases se sustenta en una interpretación de la teoría de la Evolución de Darwin, sobre todo el axima de que la especie más fuerte es aquella que sobrevive. Pero este axioma es una fragante mentira e intrpretación para justificar el porque de la acumulación de la riqueza por parte de unos pocos, y el motivo por el cual han de gobernar al resto del mundo. Darwin no habló del más fuerte, sino de aquella especie capaz de adaptarse al medio, así disponemos de insectos y reptiles, que son de las especies más longevas del planeta sin ser las más fuertes, debido a su capacidad de adaptación.
Así que no es cuestión del binomio fuerte-débil, caracterizado por un permanente conflicto, sino de adaptación al medio, lo que impera en la teoría de la adaptación. La capacidad de adaptación requiere del desarrollo de recursos que permite vivir en el entorno donde se desarrolla la vida, y si este entorno se modifica, corresponde desarrollar nuevos recursos que permita el ajuste con el medio ambiente, pues de lo contrario la especie desaparecería. Así en el concepto adaptación disponemos de dos elementos:
  • El personal.
  • El entorno.
Esto llevado al los modelos sociales requiere un análisis del modo en el cual cada sociedad se organiza, para observar la estructura, y así conocer los recursos que desarrollan aquellas personas mejor adaptadas al entorno. Porque el verdadero binomio que omiten los neoliberales es recursos-entorno. 
Así en un entorno donde impere la corrupción, los que logran llegar a la cumbre social, son aquellas personas que desarrollan las habilidades requeridas en un entorno de corrupción, NO LOS MÁS INTELIGENTES, NI LISTOS, SÓLO LOS QUE SON CAPACES DE ADAPTARSE A LA CORRUPCIÓN, ahora bien si el modelo social cambia, aquellas personas que ostentaban el poder social, se verán desprovisto de ello, salvo que logren una adaptación el nuevo modelo.Así, que con un modelo corrupto, no se prima la valía profesional, salvo que seas capaz de adaptarse al modelo. Pero si se modifica el modelo, se plantea otra escala de valores, si podría primar la valía profesional.
Cuando pretenden dar becas por méritos, el trasfondo de estos méritos es el modelo social que impone lo valores sobre los cuales se toman decisiones. Méritos que no son descritos, pues o bien se pretende dar por sentado que todos los sabemos, lo que vislumbra la imposición de un único pensamiento social, descalificando el resto, o bien es mejor omitirlos, puesto que el inicio de una descripción de los mismo mostraría la ideología real que impera, y no se quiere hablar de ideología, porque supone dar opción a nuevas visiones de la realidad, cuando se busca que se acepte que sólo hay un único modelo social.
Modelo social que se extrapola, de una teoría que describe la evolución de las especies, y por lo tanto imposible de ser aplicada a la especie humana, puesto que no somos un ecosistema, ni la totalidad de la naturaleza, simplemente una especie más.
Esto implica que aunque si pueda haber una competición por buscar el mejor líder, también impera valores de cooperación, y solidaridad, como en toda especie social. Así la caza, aunque en algunas de ellas coman primeros los lideres, no dejan sin comida al resto, incluso colaboran para lograr la comida, y defienden a los miembros de la misma. Aquí no hay tamco el más fuerte, aunque se observe sesgadamente en programas sobre la naturaleza, donde dos contrincantes luchan por alcanzar la posición de liderazgo, en el cual uno pierde, pero no es aniquilado, como se observa en ciertas actitudes de aquellos afines al neoliberalismo. Es más en nuestra especie existe una pulsión de protección a las personas más frágiles, una pulsión de solidaridad y cooperación, una importancia de lo comunitario, sin lo cual no existe lo individual. 
Este es otra de las falacias liberales, no podemos vernos como un ecosistema, sino como una especie que se organiza, para adaptarse a un ecosistema, lo cual hace que se elimine el concepto del más fuerte, o inteligente, la elección de los líderes, es colectiva, donde se impone aquella persona que representa las cualidades consideradas más adecuadas para el grupo en sus conjunto, al igual que hacen los primates, u otro tipo d emanadas, sea de modo consciente, o sean impulso natural, no es el más bruto, sino el miembro de la especie que mejores cualidades poseen para el cargo, por ello cada año se ve visto a prueba. Esto también se observa en algunas tribus que disponen de modelos de elección del jefe o jefa, donde hallan las habilidades más optima para el común bienestar del grupo.
De este modo indico que la teoría liberal contiene grandes falacias en su formulación, siendo el origen de la misma pretender aplicar una teoría que busca describir el origen de la vida y la especies, a la organización de una especie, omitiendo conscientemente valores, y cualidades que contradicen la esencia delas misma, y sustentándose no en la cooperación, sino en la fragmentación social, y por lo tanto en la avaricia. Pues sólo así se puede aceptar que unos pocos se apoderen de la riqueza que generamos todos y todas, con argumentos falsos, que pretendan eliminar todo concepto colectivo, toda iniciativa colectiva, o que beneficie al común de la sociedad, como es el ejemplo del impuesto a los paneles solares, o toda idea que les desbanquen de su posición de poder, convirtiendo la vida en una permanente lucha, cuando ella es un gran deleite.