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Me forme en profesiones de ayuda, y dedique mi labor profesional a compartir sufrimientos y alegrías, ejercí como CUIDADOR, inventé espacios de placer como ANIMADOR SOCIOCULTURAL, busque recursos bajo los adoquines como TRABAJADOR SOCIAL, participe como EDUCADOR SOCIAL a la transformación de la realidad, FORME en cursos donde aporté mi experiencia y conocimientos, con el fin de que surgieran excelentes profesionales, ESCRIBÍ manuales sobre discapacidad y mediación, y EJERZO COMO ACOMPAÑANTE PSICOLÓGICO, TERAPEUTA TRANSPERSONAL, QUE APORTA TÉCNICAS DE MEDITACIÓN PARA EL ENCUENTRO PERSONAL CON SI MISMO, Y EXPRESO SENTIMIENTOS EN MIS ESCRITOS, SURGIDOS DE LAS HISTORIAS RECIBIDAS Y DE LA EXPERIENCIA DE VIVIR.

viernes, 30 de diciembre de 2011

INTERIOR/EXTERIOR

La existencia es una relación inquebrantable entre el mundo interno, el espíritu, y el mundo externo, el contexto donde desarrollamos la vida. Y el desarrollo personal está influenciado por esta relación, la cual contribuye al sentir personal. Es donde surgen los conflictos, y con ello el dolor y la alegría. Pero lo que realmente significa esta relación es el encuentro de un sentido para la existencia humana, sin el cual no se logra el desarrollo.

El crecimiento humano surge gracias al conflicto, a la tensión vivida en el interior, debido a la exigencia externa que pide una decisión por nuestra parte, implicando a nuestro libre albedrio. Pero las decisiones conllevan una nueva visión del mundo, donde se realizan pérdidas y se obtienen ganancias, es decir, se realiza si o si una transformación de la existencia. Pues la ley obviada generalmente en los conflictos humanos es la del perpetuo movimiento, la constante transformación de los escenarios y las personas, porque toda fuerza influye en el resto y es influida por las demás fuerzas, traducido a la esfera humana supone aceptar que influimos y somos influidos por nuestro entorno, y el conflicto surge porque la esencia de las decisiones se agrupan entre adaptarnos, lo que se denomina normalidad, sin fisuras, o ser nosotros, individualidad, con todas las grandiosas contradicciones que nos permite experimentar la existencia. Entre tener, dependiendo de lo que poseamos, o ser mostrándonos tal cual sentimos y enfrentándonos a una posible soledad. Renunciar a parte de nosotros o desarrollar todas nuestras facetas. Y lo complicado es aunar nuestro instinto social con nuestra individualidad.

De la capacidad para gestionar estas tensiones depende el desarrollo humano, porque las fuerzas externas son ingobernables, pero las decisiones son personales. Y ambos mundos son necesarios.

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