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Me forme en profesiones de ayuda, y dedique mi labor profesional a compartir sufrimientos y alegrías, ejercí como CUIDADOR, inventé espacios de placer como ANIMADOR SOCIOCULTURAL, busque recursos bajo los adoquines como TRABAJADOR SOCIAL, participe como EDUCADOR SOCIAL a la transformación de la realidad, FORME en cursos donde aporté mi experiencia y conocimientos, con el fin de que surgieran excelentes profesionales, ESCRIBÍ manuales sobre discapacidad y mediación, y EJERZO COMO ACOMPAÑANTE PSICOLÓGICO, TERAPEUTA TRANSPERSONAL, QUE APORTA TÉCNICAS DE MEDITACIÓN PARA EL ENCUENTRO PERSONAL CON SI MISMO, Y EXPRESO SENTIMIENTOS EN MIS ESCRITOS, SURGIDOS DE LAS HISTORIAS RECIBIDAS Y DE LA EXPERIENCIA DE VIVIR.

domingo, 27 de marzo de 2011

Palabras de un simple observador

No te di, Adamo, ni un puesto determinado ni un
aspecto propio ni función alguna que te fuera peculiar,
con el fin de que aquel puesto, aquel aspecto,
aquella función por los que te decidieras, los obtengas
y conserves según tu deseo y designio. La naturaleza
limitada de los otros se halla determinada por las
leyes que yo he dictado. La tuya, tú mismo la determinarás
sin estar limitado por barrera ninguna, por tu
propia voluntad, en cuyas manos te he confiado. Te
puse en el centro del mundo con el fin de que pudieras
observar desde allí todo lo que existe en el mundo.
No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal,
con el fin de que —casi libre y soberano artífice
de tí mismo— te plasmaras y te esculpieras en
la forma que te hubieras elegido. Podrás degenerar
hacia las cosas inferiores que son los brutos; podrás
—de acuerdo con la decisión de tu voluntad— regenerarte
hacia las cosas superiores que son divinas. Pico
DELLA MIRÁNDOLA, Oratio de hominis dignitate.


Esta cita de Pico Della Mirandola posee una fuerza inmensa. Nos habla de la capacidad de construirnos, pero también de la responsabilidad que poseemos sobre nuestras vidas, siendo los máxime responsables de nuestras acciones, lo que dificulta culpar a lo que externamente ocurre, puesto que las respuestas elegidas, las elegimos nosotros. No reduce el impacto del contexto social, sino que evidencia el hecho de que la respuesta nos corresponde elegirla a las personas, las cuales están influenciadas por la cultura y el contexto de la época en la que se vive.
Pero existe también una lectura de la capacidad del ser humano para influenciar en su entorno más cercano, es la fe en el potencial mismo, en ser copartícipe con la creación de modelar el barro con el que fuimos creados, en la capacidad de, partiendo de la fragilidad que la vida nos entrego, crearnos a nuestra imagen. Es recordar la fuerza de la inteligencia, como herramienta única para superar la adversidad, asumiendo el peligro de creernos invencibles, porque no estamos separados de las leyes de la vida, somos naturaleza y por tanto una especie animal, que colabora en la perpetua creación de la vida, como nos recuerda los fenómenos naturales de terremotos.
Es en esto en lo que creo, no por fe ciega, si por observación en mi práctica profesional, donde soy testigo de la capacidad de elevarnos o hundirnos.
Contemplo la creatividad existente para alcanzar el bienestar decidiendo diversas opciones en función de la persona, como de la herida y el llanto acaba floreciendo una sonrisa, una mirada más limpia, una generosidad que surge del deseo de ser.
Contemplo como cuando se apuesta por lo humano, aparece los lazos afectuosos que llenan, como vaciándome siempre me siento lleno, lleno de sus miradas, de sus voces, de la sabiduría que hallan en su caminar, de como cual alquimistas logran transformar la piedra en oro, y lo necesario que es sentir dolor en ocasiones, de sentirlo sin revolcarse en ello, de sentirlo sin juzgarlo para que se esculpa la figura oculta en la piedra. De como cuando confiamos en el sentir pleno, la vida se manifiesta, y todo es como las estaciones del año que ansiamos vivir durante los doce meses, se transforman pasando del dolor a la calma, al bienestar, a la alegría y a la plenitud.
Y no son meras palabras huecas, es la representación que contemplo en mi práctica profesional, en mi labor de acompañante, de invitado de excepción, con las personas que me permiten convivir durante un instante.

martes, 15 de marzo de 2011

La universalidad de los servicios sociales

He reiterado en algunos de los artículos de este blog la necesidad del trabajo social y de los servicios sociales en esta época de crisis. Esta necesidad no se fundamenta en la atención a la población que se sitúa en la marginación, sino en el principio de universalidad que rige los servicios sociales y la profesión.
Esto supone desmontar la idea errónea de que los servicios sociales son recursos destinados para la población en exclusión social, puesto que no es cierto. La profesión de trabajo social y los servicios sociales siempre ha abogado por la prevención y el desarrollo humano y comunitario, por lo que se universaliza las prestaciones. Cierto es que hay que atender a las circunstancias y necesidades particulares, para ofrecer los recursos adecuados y la atención profesional más ajustada a la demanda, pero como indica el ayuntamiento de Madrid en su definición sobre trabajo social, esta profesión siempre ha estado unida a los derechos sociales, además de los derechos humanos, lo que ahonda más en el principio de universalidad.
No existen derechos sociales para una parte de la población, sino que son para toda ella, y no existe un concepto de bienestar  desarrollo humano y comunitario para un exclusivo club. Son derechos que se ejercen por toda la comunidad, independientemente de las circunstancias en las que se encuentre. Y es por esto que en estos momentos de crisis económica, personales, comunitarias, políticas se hacen más necesarias las prestaciones y recursos que se ofrecen en los servicios sociales, los cuales nacen para atender necesidades.
Si nos centramos en la palabra crisis supone una encrucijada, donde por un lado se vislumbra un peligro de estancamiento o perdida ante una realidad sentida y vivida como peligro para el equilibrio bio-psico-social, y por otro lado se observa una oportunidad de desarrollo puesto que la situación amenazante, bien analizada, permite observar que aspectos de nuestra existencia no son ya necesarios, sino contraproducente para el ansiado equilibrio, y nos han conducido a este momento o perpetúan las circunstancias que no deseamos vivir. Así tenemos una amenaza y una oportunidad en la palabra crisis, lo que significa que si reducimos la amenaza apoyándonos en la oportunidad lograremos salir reforzados de ella.
Pero definido el concepto crisis, hay que indicar que en ella se genera una confusión que dificulta diferenciar la amenaza de la oportunidad, siendo en este estadío donde la ayuda profesional es necesaria, para clarificar la situación, sin tener que renunciar a los derechos, que en principio son inherentes a las personas e irrenunciables, y no solo principios rectores de la política económica y social, como indica nuestra constitución, es decir, que entiendo que los derechos han de ser exigible a nuestra administración política, porque sino no son derechos, y el hecho de definir los derechos sociales como principios rectores de la política implica que no se les puede exigir, quedando en muchas ocasiones en papel mojado, como sucede con el derecho a una vivienda digna. Si son derechos no es porque alguien lo decida sin más, sino porque ya existían y únicamente los hacemos palpables. Pero todo derecho posee una cara, la cual es la obligación de ejercerlos, exigirlos y protegerlos lo que convierte en paradoja la renuncia a ellos.
Es en este marco donde se ejerce la intervención social, donde se acompaña a las comunidades y ciudadanas y ciudadanos para que les den forma, para que se desarrollen y mantengan su bienestar social, y busquen su felicidad.
Para ello se desarrollo la intervención comunitaria, sin dejar de lado la intervención individual ni grupal, sino integrándolas en un cuerpo unificado de acciones y recursos por y para la población. Por ello también se actúa desde la prevención, para evitar, en la medida de lo posible los problemas sociales, familiares e individuales que dificultan el bienestar.
Pero si reducimos estos servicios, dejamos desprotegida a la población, y se lanza la creencia de que lo más importante es un criterio exclusivo de economía interpretado por un ente llamado mercado, que en principio lo conformamos el conjunto de la población, pero que en realidad no lo controlamos, y tampoco se conoce quien lo controlo. Supeditamos la política a las directrices económicas, vaciando de contenido algo que es inherente al ser humano en tanto ser social que ha de organizarse en una comunidad, pactando unos mínimos de convivencia, que haga placentera la existencia. Hace que los estados no tengan razón de existir, y que el control de nuestras vidas provengan del exterior, creando inseguridades y angustias, puesto que nos reducen a ser seres incapaces de tomar ninguna decisión, y por lo tanto a obedecer fervientemente lo que una voz invisible dicta, en principio por el bien de todos. Reduciendo la mirada sobre el mundo a una única forma, "la correcta".
Pero la verdad es que las sociedades tienen el derecho y el poder de autogestionarse, creando sus propias organizaciones comunitarias, que respondan a las necesidades humanas. Y es esta uno de los principios de la intervención comunitaria, y de los servicios sociales. El profesional se pone al servicio de la comunidad, para que esta encuentre las soluciones a sus problemas, sus propias soluciones, las que se adecuan a sus características. Aunque ello no tenga un principio económico exclusivamente. Es el ejercicio de la política con mayúscula, a veces y necesariamente al margen de la profesionalización política y los partidos políticos. Por si alguien con una actitud escéptica, recomiendo busquen información de las organizaciones de barrio en Argentina cuando el corralito, de la revolución en Islandia, o del país de Butan, ejemplos que pueden guiar lo que indico.
Otra de las razones que hacen necesaria los servicios sociales es la necesaria transformación que en las crisis se ha de realizar para superarlas fortalecidos. Si nuestra labor es de estar al servicio de las necesidades humanas, ser instrumento para desarrollar sus derechos sociales, ofreciendo programas y servicios, a la par que información de las investigaciones que realizamos, no debemos quedarnos en meros gestores de prestaciones, puesto que eso solo palia en parte la situación que genera el problema social. Debemos ser agentes activos y dinámicos que potencien la transformación imprescindible para que siga el equilibrio bio-psico-social que sustenta el bienestar. Porque si existe otra opción de abordaje de este contexto social, porque no hemos de conformarnos que el secuestro de derechos por un supuesto bien, como dijo un alto directivo "hay que trabajar más para mantener lo que tenemos" una afirmación engañosa, puesto que dedicar más horas al trabajo es renunciar a tiempo dedicado a las amistades y familia, lo cual ya no es mantener lo que tenemos, salvo que sol importe lo material. Pero además la población no tiene porque ser un agente pasivo de las decisiones de otras personas, puede ser una agente activo de su propia vida, ha de ser un agente activo de su existencia, pues solo ella conoce sus necesidades y sus camino de desarrollo. Porque solo así comienza a sentir el bienestar, y solo de esta forma se logra la verdadera transformación.
Porque la sociedad no es un ente abstracto y uniforma, sino dinámico y con múltiples miradas.

domingo, 13 de marzo de 2011

Mi visión sobre el trabajo social

El trabajo social es una profesión que nace con la firme voluntad de ayudar a las personas en sus conflictos con la sociedad. Conflictos que se denominan desajustes sociales, marginación, exclusión social, entre otros términos, pero que no dejan de ser conflictos, que acaban sufriendo las personas, y las familias a las cuales pertenecen. También viven las consecuencias los empobrecidos barrios.
Surge de un intento de lograr armonizar la sociedad, donde toda persona pueda desarrollarse y participar activamente en ella, contrariando las ideas del darwinismo social que algún intelectual promovía, llegando incluso a plantear en el siglo XIX la necesidad de que murieran una parte de la población ante la escasez de recursos, obvia decir que estos intelectuales (muy liberales ellos) formaban parte de la élite dominante, poseyendo gran parte de esos recursos, y que culpaban a los borrachos, pobres y demás marginados de su situación, puesto que la sociedad era perfecta. y aunque el origen de la profesión no logró escapar de esta corriente de pensamiento, puesto que si bien ayudaban a las personas no cuestionaron las causa de la exclusión social, al menos consideraron que el individuo podía y debía participar en la sociedad.
El desarrollo de la profesión llega a una fase importante con la reconceptualización surgida en los movimientos de iberoamérica, que cuestiona el modelo imperante hasta entonces y abre un nuevo paradigma en que se visualiza las fuerzas sociales como parte de la marginación social, y comenzando a intervenir en las comunidades. Este paradigma asume el principio de justicia social, necesario para intervenir. Porque el trabajo social, muy al contrario de lo que se ha difundido entre algunos profesionales y la sociedad, no somos meros gestores de recursos, no somo una profesión administrativa de recursos, sino que actuamos en el límite de lo psicológico y lo social. Porque los problemas psicológicos siempre acarrean un problema social, si no son causa de una estructura social injusta, que excluye a las personas, ya no solo por religión, sexo, raza, o ideología, sino por cuestiones económicas, por no poseer las cualidades adecuadas a un sistema económico imperante, basado en la competitividad y no en la cooperación, un sistema que organiza la vida hasta parámetros que se contradicen con la diversidad y la libertad plena, no solo de poder expresar una opinión, sino de renunciar a la uniformidad mostrando quienes somos. Que es lo que al fin de cuenta significa la autodeterminación individual.
En ese límite complicado actúa la profesión, y digo complicado porque se ejerce una labor de mediadores entre el ente difuso de la sociedad, compuesta por todas las personas que la integran, a la cual se ha de decir que aspectos de su organización generan, reproducen y mantienen los problemas sociales, y el individuo al que hay que ayudarle a responsabilizarle de su vida, puesto que la persona también es correponsable de lo que le ocurre, al realizar actos que le pueden conducir a una situación de marginalidad, o como quien ha de decidir que hacer con su situación (se que se puede pensar que en el paso del paro la clase trabajadora poco responsabilidad tiene si, como es el caso, ante una crisis económica que no genera se merma el tejido productivo, pero si es cierto que ante esa situación puede ofrecer algún acto para mejorarla, como pueden ser las huelgas o reciclarse. y no es menos cierto que se ha de participar activamente en la sociedad, mediante las diversas asociaciones, tema que abordaré en un futuro artículo).
En la frontera del encuentro entre sociedad e individuo estamos, entre lo colectivo y la identidad personal. Con los recursos que se encuentre en el momento histórico, y con la voz nuestra, nunca de los que no la poseen porque no existe nadie que no posea voz propia, siendo nuestra labor ofrecer espacios para que todas las voces puedan ser oídas.
El trabajo social no sol se enfrenta a la depresión de quien no puede estudiar por falta de material, sino que denuncia el motivo de la falta de material, procura que las personas accedan a él, siendo vistos por una corriente de pensamiento como un gasto superfluo, generador de inflacción y no productivo, porque el bienestar y la felicidad no son valores en esa corriente de pensamiento, por más que digan que sí. 
Siendo exigidos por unos y otros. unos para que les demos sus recursos, otros para que la marginación no se rebele ni obliguen a transformaciones sociales.
Trabajamos para la sociedad y el ciudadano o ciudadana (quien tiene derechos, significa esta olvidada palabra) creyendo cada vez menos en la justicia social, aunque fuese el motor de la profesión. Creyendo cada vez menos en las posibilidades de transformación social, aunque fuese el objetivo que impulsaba la justicia social. Porque sin transformación social no se erradica la marginación social. Atrapados en al burocracia de los servicios sociales, o en la precaridad de los servicios privatizados a empresas con ánimo de lucro, obviados por otras disciplinas sociales, y apartados de la toma de decisiones en política social. Siendo imprescindible, cuando más necesaria es la profesión.



domingo, 6 de marzo de 2011

Salud mental el gran obviado de la sanidad

Cuando se dice que el estado ha de promover la salud, generando actuaciones preventivas entre otras, tengo la sensación de que olvidan el aspecto psicológico. Y la tengo porque algunos médicos de familia apenas derivan ante trastornos mentales al especialista, y porque casi es inexistente la psicoterapia tan necesaria para atender a las personas que no solo sufren grandes trastornos mentales, los comúnmente llamados enfermos mentales, sino a otras serie de situaciones como la depresión, angustia...
En mi experiencia observo que todo se reduce a una pastilla, pero ayudar a un estado de bienestar o felicidad se ha desterrado del objetivo de la salud, objeto de la psicoterapia, pareciese que estamos clasificados en personas "inválidas" o "válidas" dentro de la categoría de ser productivo, el sufrimiento emocional, los instantes de confusión que la existencia conlleva, no entra en la categoría reducionista de esta cultura, que ha reducido el concepto persona a ser consumidor y productor, eliminando el concepto ciudadanía, persona que posee derechos sociales, y ya no comentamos el derecho a la felicidad. Es el mundo feliz de Adous Huxley donde todo se soluciona con pastilla. 
No se trata de negar la eficacia de la farmacología en salud mental, sino de situarla en su justo contesto, en el del equilibrio biológico del cerebro, pero sin una buena psicoterapia no existe un tratamiento realmente eficaz, sería como permitir que una rotura de huesos se curara, pero sin ejercer la rehabilitación para una adecuada recuperación de la función del órgano.
Y esto es lo que pretendo exponer, que no facilitamos en los servicios de salud, todos los medios para que se recupere la salud mental, no es reajustar los componentes químicos del cerebro, es también contribuir a que la existencia de las personas se adecuen cognitivo, emocional y conductual a sus circunstancias, para que logre su bienestar completo.
Uno de los rasgos de la depresión es la incapacidad de disfrutar, ¿hay alguien que no se plantee instantes de disfrute en su existencia? y ya sea en familia, con alguna afición.
¿Acaso es prioritario ser productor, aunque se mantenga el sufrimiento psicológico?
¿podemos obviar nuestro ser, nuestra identidad (que se crea en lo psicológico) porque sólo nos duela el estómago, la muela u otras enfermedades más dolorosas? ¿no se sabe que algunas de los síntomas o molestias pueden ser manifestaciones de un malestar psicológico?
Si la respuesta es no, que no podemos dividirnos en compartimentos estancos, lo físico sin conexión con lo social y psicológico, lo psicológico igual y así también lo social, habrá que convencerse de que la salud es la atención integral de la persona.

Cuando más necesarios son los servicios sociales, más se eliminan su capacidad de actuación.

Levamos estos 3 ó 4 años hablando de crisis económica, omitiendo el termino social, puesto que la crisis económica conlleva una necesaria crisis social, dado que ambas están íntimamente relacionada. La economía es una función de la vida social, la cual no solo implica las relaciones personales, sino que estas relaciones, siguiendo teorías sociológicas que indican que la economía determina las relaciones sociales, están influenciadas por la economía, y la economía es quien condiciona la posibilidad de obtener un puesto de trabajo, y la obtención de un puesto de trabajo conlleva la obtención de la economía familiar, sin las cuales no se puede cubrir las necesidades más básicas de la ciudadanía. Si no se obtiene trabajo no se puede lograr la manutención familiar.
Esta situación crea condiciones para que se desarrollen situaciones de violencia (y no me refiero a los malos tratos familiares, no justificar por esta situación lo que se produce en cualquier situación económica) donde se expresan las frustraciones a través de insultos, malos gestos y otro tipo de manifestación por el estres y la presión , adicciones, perdida de que las familias sufren, al ser quienes se encargan de los parados y paradas y enfermos y enfermas entre otras funciones,autoestima, problemas de salud, incluida la salud mental, perdida de relaciones sociales, familiares y de amistad, que permita sostener al individuo, entre otras causas por la pérdida de estatus, al perder el rol que el trabajo otorga.
Situaciones de marginalidad y exclusión social que aumentan, manifestándose de diversas formas, observándose los problemas sociales que inundan la comunidad, y digo problemas sociales y no individuales porque aunque los problemas lo manifiesten los ciudadanos y ciudadanas, las causas no son exclusivamente individuales, ni afecta únicamente a la persona puesto que existe una influencia social atentando al orden de la misma y el bienestar.
Y porque los ciudadanos y las ciudadanas manifiestan los problemas que están insertado en la comunidad, puesto que solo esta ofrece los recursos para tal, pero también su estructura, donde se incluye los códigos de conductas, su principios rectores de la misma, crea condiciones para la marginalidad y la exclusión social, por ejemplo diré la frase falaz de quienes dicen que para vivir igual hay que trabajar más, ¿cómo se puede vivir igual si antes trabajaba x horas semanales y ahora he de reducir mi tiempo de dedicación familiar y ocio? ¿quién vivirá igual si yo trabajo más horas?
Pero siguiendo este ejemplo, si yo trabajo más en un mundo donde se ha instalado un temor a la pérdida de trabajo, a que nos embargue la casa, el coche...si el precio de la vida es más cara, mientras los ingresos se reducen, caldo de cultivo de dolores físicos, malestar mental que no permite estar en las condiciones adecuadas para ejercer el trabajo en condiciones optimas, aumentando el riesgo laboral en cuanto accidentes.
Pues bien en estos tiempos donde el riesgo de la exclusión social es más amplio, cuando es más necesario tener una red de servicios sociales adecuada para atender a la población, y no olvidar que es un derecho reconocido en la constitución artículo 41, cuando los poderes públicos más obligados están a promocionar el bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas, se observa estupefacto la reducción de gasto en estos necesarios servicios, presionados por fuerzas económicas e ideológicas ocultas por algo llamado mercado, argumentando que esto genera déficit, y creando la idea de que al no ser productivo es normal estas medidas, idea falsa puesto que es cierto que en principio parece ser que no existe un beneficio como se observa en la venta de pan u otro producto, pero se obvia que existen numerosas empresas que si obtienen beneficio del gasto público, reduciendo salarios, precarizando unos puestos de trabajo dedicados al bienestar social, algo inviable si no se puede sentir bienestar en el ejercicio de tu trabajo, y además se siente fragilidad en tu vida, dependiendo constantemente de concursos públicos.
En estos tiempos donde el estado ha de hacer valer su función principal la cual consiste en proteger el bienestar colectivo, la deniega reduciendo y eliminando servicios como el de educador de familia, servicios de ayuda a domicilio, prestaciones económicas que permitan a las familias mantenerse y evitar conflictos.
En definitiva cuando más necesarios son los servicios sociales, más se eliminan su capacidad de actuación.

jueves, 3 de marzo de 2011

Educar

Ejercer la formación o la educación significa facilitar que la persona vea lo que ya sabe, descubrir el conocimiento que llama a su conciencia.
Es aprender conjuntamente en el descubrimiento de las inquietudes que nos guía, poder observar el mundo con los ojos de la compañía humana que se unen para descifrar las múltiples realidades que la vida posee.
No existe la posibilidad de enseñar lo que no existe en las inquietudes humanas.
Por esto las metodologías, con sus técnicas, sólo sirven en cuanto es la expresión individual, la comunicación necesaria para alcanzar la transformación que suponer conocer.
Enseñar es amar la parte más humana que todos poseemos, porque solo se ama conociendo, y el saber supone la puerta del amor.
Por esto se enseñe lo que se enseñe siempre debemos cuidar la relación imprescindible que se necesita para el fin de quien forma o educa.
Esta persona ejerce de guía, únicamente de guía, sin imponer nada y fomentando la búsqueda del conocimiento, no asumiendo nada por que sí, sino manteniendo una actitud crítica, y un desarrollo de la capacidad de observar la existencia desde múltiples ángulos.
La persona que educa recibe gustosa las dádivas de quien le eligió para tal función, y le conduce por el camino adecuado a su ser para que este aprenda lo que necesita saber.
En definitiva educar es en parte ciencia, pero alimentada por el arte del profesional.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Humanismo

La corriente humanísta sitúa a la humanidad en el centro de toda actuación profesional. Esto significa que toda herramienta profesional, metodología e incluso objetivo se superdite a la persona, al interes particular de quien solicita nuestra ayuda, puesto que no es una corriente que se base en determinar lo correcto, sino en respetar las decisiones de cada persona. 
No excluye el uso de técnicas de otras corrientes psicosociales, estas si son necesarias para lograr los fines que persigue la persona en la resolución de su problema se ejecutan las técnicas.
La esencia de esta corriente es el respeto a las decisiones de las personas, puesto existen diversas formas de vivir, y cada cual escoge la suya en función de sus intereses. Otrro prinicipio básico es la libertad individual motivo por el cual se respeta las decisiones de cada persona, pero también se le hace responsable de ellas, nunca culpable.
La responsabilidad es una visión dinámica de la persona, si soy responsable de mis decisiones y asumo las consecuencias de ellos, puedo modificar mi comportamiento. pero si soy culpable, es emitir un juicio absoluto de la persona, puesto que soy un desastre, lo que impide que actúe de otro modo. Estoy obligado a actuar cual soy, mas ¿somos solo de un modo durante toda la vida?
Estuidios dicen que existe una plasticidad en el cerebro humano que le permite modificar conducta, puesto que esto existe, ¿cabe la posibilidad de que la personalidad sea una decisión individual? 

martes, 1 de marzo de 2011

Demencia

El conjunto de enfermedades que aglutina el concepto de demencias, son variadas, siendo la más conocida el Alzheimer. Todas ellas son conocidas comúnmente, por la perdida de la memoria. Hecho que considero un error puesto que en realidad no existe tal perdida de la memoria, al no existir posibilidad de elaborar ningún recuerdo, es decir, que no puede existir olvido si la función cognitiva consistente en elaborar los recuerdos, no existe debido al deterioro físico del encéfalo. Pero en realidad esta enfermedad terrible, que deteriora la existencia de quien la padece y sus cuidadores, consiste en la desaparición paulatina de la identidad.
Cuando nos referimos a la perdida de memoria, obviamos las dos grandes funciones que ejerce la memoria:
  • Adquirir desrezas y habilidades para nuestra vida cotidiana.
  • Elaborar nuestra personalidad.
Es esa última función la que sustenta mi argumento, puesto que nos identificamos por los recuerdos que de nuestra existencia, y de su interpretación concluimos como es nuestra personalidad.
Por ello el hecho de no poder elaborar recuerdo, y la continua desaparición de los almacenados, conlleva ineludiblemente la desaparición de la persona. De la persona tal como se entiende en ciencias sociales, legales y en la vida cotidiana.  Quedando únicamente las funciones biológicas. Es el momento en el que siempre me he preguntado si quien esta ante mi puede ser considerado persona, puesto que no posee voluntad, ni puede pensar, ni puede utilizar su inteligencia puesto que un agujero negro llamado demencia lo ha deborado.
¿Puede ser un familiar mío quien no puede identificarme, ni actúa como una persona adulta, ni interacciona con la realidad común?
Estas cuestiones, que me han surgido cada vez que he atendido a una persona con demencia, son las que me conducen a concluir que estas enfermedades en realidad están para destruirnos como seres humanos, reduciéndonos a la existencia animal. Entendida esta como el ejercicio básico de nuestra biología.