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Me forme en profesiones de ayuda, y dedique mi labor profesional a compartir sufrimientos y alegrías, ejercí como CUIDADOR, inventé espacios de placer como ANIMADOR SOCIOCULTURAL, busque recursos bajo los adoquines como TRABAJADOR SOCIAL, participe como EDUCADOR SOCIAL a la transformación de la realidad, FORME en cursos donde aporté mi experiencia y conocimientos, con el fin de que surgieran excelentes profesionales, ESCRIBÍ manuales sobre discapacidad y mediación, y EJERZO COMO ACOMPAÑANTE PSICOLÓGICO, TERAPEUTA TRANSPERSONAL, QUE APORTA TÉCNICAS DE MEDITACIÓN PARA EL ENCUENTRO PERSONAL CON SI MISMO, Y EXPRESO SENTIMIENTOS EN MIS ESCRITOS, SURGIDOS DE LAS HISTORIAS RECIBIDAS Y DE LA EXPERIENCIA DE VIVIR.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Vivo entre marejadas fuertes, que nos golpean con otras gotas, o un dique impuesto con nocturnidad y alevosía. Entre gritos de sálvese quien pueda, y exigencias de unidad. Heridas que tiñen de mi piel de rojo, y mi alma de desazón y voluntad de proseguir, alzar mi mirada por encima del agua emponzoñada.
Busco la claridad que la inmediatez del momento oculta, la necesidad de mantener el equilibrio en un espacio turbulento. Respirar un aire menos viciado, y sobre todo un espacio donde quede desterrado el tiempo, para evitar así que las prisas me alimenten de discursos contradictorios, que envenenan mi razón. 
Un espacio de inventiva, donde imaginar un nuevo mundo, un nuevo comienzo, sin el agobio de la marabunta que escaba de una hoguera, pisando en su miedo a otros que buscan lo mismo. Un telar de justificaciones, a agua pasada, de actos inconfesables.
Y es que siento en esta marejada, que pretende devorar la esencia propia, eliminar todo vestigio de humanidad, y ser una masa informe, actuando a la voz de un ente desconocido. O en salvase quien puede convertir en realidad, la anécdota personal, la interpretación de lo que nos sucede, sin dejar que el viento nos acerque las voces de otros compañeros, de otras personas. Porque, escuchar, parece que su lenta agonía llegó, pronto quedará su defunción, olvidando ser enterrada, olvidar escucharnos.
Aprieta el agua el cuello, mas aún no fuimos devorados por el mar que amenaza, aún podemos componer una marea más fuerte, más gigante, por la cual surfear y así sortear la invisible voluntad que nos empuja, entre gritos de miedos, que busca nuestra resignación, nuestra rendición.
Ya que hay que realizar cambios, como exige el vivir, deseo ser partícipe de ellos, no que me impongan los mismo, comenzando por el pensar, y siguiendo por el sentir. Ya que se requiere transformaciones, que se inicie desde una escucha donde se ejerza la comprensión, no pido que nadie me empodere, ni que interprete desde arquetipos superficiales. Al igual que no necesito empoderarte, y me ofrezco a ser bañado por tu río.
Te ofrezco mirarte, deslumbrarme por tu luz, y mostrarte mi visión, puesto que me identifico con tu humanidad. Y en este acercamiento ofrezco ver lo que me une, y vivir la diferencia como realiza la naturaleza, en su inmensa diversidad. Te ofrezco ser sincero conmigo, para que logres ver mi presencia plenamente, compartiendo vivencias.
Porque la necesidad de cambio, no implica la oposición a ti, no existiendo nadie que sobre en la creación del nuevo futuro. No implica la homogenización, sino la diversidad que se comparte.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Soy trabajador social, lo que implica no sólo una formación específica, sino una actitud personal ante la vida, pues no es una cuestión sencilla de vocación, necesaria para el ejercicio de la profesión, puesto que la vocación queda reducida a unas cualidades y un interés en el ejercicio de una tarea. No, para mi el trabajo social requiere de un compromiso ante la vida, un compromiso vital con la problemática social, una sensibilidad que conecta con la ciudadanía, y un deseo de un sociedad más  justa, con mayores bienestar, más armónica, donde no sobra nadie.
Pero, aunque se identifica con procesos de marginalidad, no es exclusivo del oficio, puesto que la albor que se desempeña tiene como finalidad el desarrollo humano en toda sus facetas, espiritual, social, sanitario, emotivo, cultural, artístico...es facilitar el aporte que cada persona dispone para el bienestar común. Así se realiza programas de dinamización comunitario, donde se promueve los vínculos de la comunidad, para que esta integre los esfuerzos grupales e individuales, desde un compromiso de responsabilidad, potenciando la creatividad no sólo para actividades artísticas, sino para organizarse, desarrollar recursos que permita el desarrollo de la vida, y conformar el corpus silencioso de lo cultural.
Acciones abocadas a prevenir situaciones de marginalidad, integradas en la personalidad de cada grupo humano. Acciones al servicio de la voluntad común.
Es un modo de vivir, el compromiso con la realidad en la cual vivo, es una profesión enlazada en la vida cotidiana, en la vida del ser humano, por ello me siento profesional, que ejerce una labor de promover la manifestación de la existencia humana, individual y/o colectiva. Mediando entre lo grupal y lo individual, sabedor que si esta binomio se rompe, desaparece la comunidad, y se fulmina lo individual, puesto que ambos se nutren, existen íntimamente relacionados. Y ahí contribuimos a la transformación, al cambio permanente que implica vivir.
Es el compromiso con el movimiento que conlleva los cambios, cambios que no finalizan hasta llegar al final de la vida. Y por ello entiendo que hay que mancharse de realidades, de la emotividad que aflora en cada plaza o parque, se observar la vida con diferentes gafas, y climas que muestra cada persona con la cual relacionarse. Relación imprescindible para ejercer, motivo por el que cuido relacionarme con cada persona, cuidando el vínculo nutrido por la confianza, fino hilo que hay que cuidar pues roto es complicado reestablecerlo.
Siendo la relación, básica en el ejercicio profesional, compuesta por la confianza, la cual se nutre del respeto y aceptación de la persona, del desarrollo de la empatía, para entrever lo que percibe la otra persona. Sin dejar de ser humano, y mostrarse tal cual. Permitiéndome ser transformado, porque mancharse de realidad, es aceptar los cambios que la misma guarda. Puesto que no sólo se desarrolla la persona a la que atiendo, también crezco yo. 
Es un oficio de conocimientos y sabidurías, de metodología y creación, de descubrimientos y sorpresas constantes. Un oficio lleno de retos, rompiendo todo rutina. Donde el dolor hiere, y la alegría es un festín. 
Compromiso con la vida, compromiso vital es mi concepto de trabajo social.